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La frase "Tal parece que para algunos el golpe de timón del ejecutivo se traduce en una cachetada a la izquierda...", expresada hace algún tiempo atrás por algún analista político con motivo de la juramentación del nuevo gabinete y el establecimiento la zona de emergencia en Cajamarca, nos recuerda aquella sensación exteriorizada por la derecha recalcitrante peruana (ya que hablamos en términos aparentemente anacrónicos), con motivo de la puesta en contradicho y liberación simbólica del magisterio de ese monopolio administrativo nefasto de Patria Roja; aunque, cuando el pensamiento sensato creía que lo que se venía era una gran reforma de la mano de una gran inyección económica en el sector educación: salvo la ley de carrera magisterial, que con todos los defectos al menos intentó marcar pautas entre la capacidad y discapacidad de su vasta legión de adscritos, todo quedó en eso, en una cachetada y una sacada de pecho más.
Pero la Izquierda, o el pensamiento de izquierda diríamos mejor en aras de no olvidar la principal de las libertades que defiende la democracia, es mucho más que los grupos recalcitrantes que como los "Ultra-liberaloides" que creen que hasta su seudo dictadura es superior a la seudo dictadura de los "Rojos", los hay en todos lados, y esperemos que este viraje registrado por el oficialismo actual no represente a esa tuerta tendencia desatada en ciertos medios de comunicación, incitados por ciertos grupos que aún se creen de poder en la política peruana que ha iniciado una feroz campaña contra todo lo que represente alguna idea afín a esa necesidad de cambio y liberación de esa nefasta "dictadura paterno-centralista" que siempre tomó las decisiones políticas de espaldas a sus electores mayoritarios. Hoy cierta prensa que podríamos denominar "chicha de siglo 21", si consideramos ese afán virulento por lanzar barro a diestra y siniestra a todo lo que represente una idea progresista (amenazadora) que pueda poner en peligro alguna tendencia autoritaria escondida que haya vislumbrado tras esa al parecer búsqueda actual de niveles de disciplina compatibles con el diálogo y la paz social, y quisieran -obviamente de manera concertada con políticos de probada tendencia intolerante-, se endurezca a niveles cleptocráticos de finales del siglo pasado, como unos 'mansos' toritos de lidia, ha dado inicio a una campaña de desprestigio a todo lo que tenga algo que ver con ese bonito color, incluidos sus no menos bonitos tonos cromáticos como el fucsia, el morado o el mismo rosadito.
Algún caro pensador ya lo dijo: "En política no hay que ser ingenuo", y esta suerte de "emerretización" de la noticia que de pronto tras al parecer habiendo encontrado un hilo conductor hacia la preponderancia de un único credo, parece ir tomando senderos que esperemos no hinche más los pechos de los adoradores del "crousillatismo", el "schutztismo" o el "transfuguismo" que tanto ensombreciera el escenario político y periodístico de los años 90; y porque muchas sonrisas des"almadas" quedaron flotando en el aire luego del cambio de gabinete y no pocos pedidos de asociatividad con la negredad de la política peruana: quienes si nos atrevemos a pensar y a hablar con claridad sin miedo a la chusma o al folklórico carrito negro, esperamos ciertas definiciones que nos hagan pensar que todo esto no pasa por una mera coincidencia.
¿Es un terrorista ese señor que dirige las protestas en Cajamarca? Si es así que hace fuera de la cárcel. Si tanto creemos que es solo la infiltración de entes anarquistas el origen de las protestas, se ha preguntado el Estado porqué su idea de sensatez y no llega o no cala como si lo hacen las de estos elementos violentistas? Tal como lo afirmara algún ex vicepresidente quien es al parecer ese eje de presión que la otra prensa denuncia y que se cree todavía con poder mediático: ¿es cierto que la CIDH está comprometiendo a las FF.AA. peruanas con motivo de la solicitud de esclarecimiento de las supuestas ejecuciones extrajudiciales suscitadas con motivo del develamiento de la toma de la embajada de Japón, o lo está haciendo contra todos los comandos que intervinieron en el exitoso operativo? ¿No habrá en ese a todas luces intento de exacerbación de patriotismos una búsqueda de consolidación de un acto de impunidad escondido en ese 'no pagar indemnizaciones a los familiares de los terroristas' que estarían tras estas denuncias?
Respecto a todo esto, y a pesar de todo, se han oído alguna vez expresiones sensatas como, "...estamos preparando un excelente grupo de abogados para defender a nuestros comandos de Chavín de Huantar", que aunque pecando una vez más de ambigüedad cuando meten a todo el comando en un mismo saco, nos hacen ser optimistas y más allá de la virulencia de cierta prensa que acomoda las cuentas de su rosario a su modo, o al modo de sus soportes políticos, como la entrevista de ese señor don nadie propalada en el canal del prófugo Schütz, que dice que por el hecho de que el principal y al parecer único testigo presencial de las capturas de por lo menos dos terroristas rendidos, Idetaka Ogura, es de tendencia izquierdista -hay cobardía de quienes habiendo visto y/o confesado haber visto hoy se desdicen o callan-, queda invalidado su testimonio. Y todo cobra lógica a la luz de un pusilanismo imperante entre otros testigos mencionados -cerca de una veintena de civiles-, mencionados en la carta dirigida a las autoridades judiciales del Perú por Ogura. Uno y solo uno, que defiende en solitario su verdad, aunque, una suerte de pobre diablo, según el propio don nadie, que dice que tuvo que trabajar de mesero en su país pues nadie le quería dar trabajo por tramar una historia en contra del pueblo japonés. ¡JA, será cierto esto!, no me imagino a un pueblo con tanta tradición e historia -y todas plenas de valor y sabiduría-, en pleno siglo 21 con costumbres infra-desarrolladas como la de la chusma que convivió con Fujimori y Montesinos.
"Producto de su imaginación" le llaman, si pues, como estamos acostumbrados a ser llevados de las narices por tanto mentecato que esconde sus "traperías" bajo el mantón institucional, todo es posible. Pero hacer uso del derecho de defensa que esperemos incluya alguna forma de comparecencia del ciudadano japonés Ogura, es una manera educada, patriótica y valiente de defender una causa en los foros internacionales, y que no se diga como fácilmente se dice "causa nacional", porque de comprobarse lo manifestado por Ogura, todo se reduciría a la defensa de algún par de mercenarios que dieron la orden de ejecución, indignos de portar el emblema nacional; que porten el de los marcas que matan porque no reconocen la ley como suya más no el emblema de una nación que ha asignado una función específica, con métodos también específicos, a sus fuerzas del orden, del mismo modo que lo ha hecho con su Poder Judicial para impartir justicia y castigar ajustado a ley.
"...Cuando terminaron los disparos en la habitación “I”, esperamos unos minutos para salir del edificio de la residencia hasta que los miembros del comando militar nos avisaran para bajar por la escalera portátil que habían puesto los militares en la terraza. Fui casi el penúltimo para tomar la escalera. Si no me equivoco, delante de mí estaba el Sr. Nake y detrás de mí estaba el Sr. Yamamoto. Me volteé para tomarla en la terraza dando mi mirada hacia la entrada principal de la habitación, al voltearme allí vi que dos miembros del MRTA estaban rodeados por los militares, una mujer llamada “Cynthia” y un hombre a quien no puedo reconocer porque tenía estatura baja y estaba rodeado por los militares de estatura alta. Antes de bajar la escalera portátil he escuchado que “Cynthia” estaba gritando algo así como “ no lo maten” o “no me maten”. Cuando bajamos al suelo, esperamos unos minutos junto con los señores antes mencionados al costado del edificio de la residencia para salir a la casa vecina. Allí he escuchado algunas detonaciones y disparos. Fuimos conducidos por un militar pasando por un túnel corto y pasamos al jardín de la casa vecina. En ese lugar cuando llegamos, ya estaban los señores Moisés Pantoja, Luis Serpa, Alipio Montes de Oca. Hugo Sibina, Tsuboyama y José Garrido Garrido. No me acuerdo bien si el Sr. Mario Urrelo estaba o no cuando nosotros, los once japoneses, llegamos al jardín. En ese jardín, vi a un miembro del MRTA que se llamaba “Tito”. Sus manos estaban amarradas atrás y su cuerpo estaba tendido boca abajo hacia el suelo. El movió su cuerpo, así que pude reconocer que él estaba vivo. El estaba con camiseta de manga corta y de color verde con pantalón corto de color oscuro. Cuando “Tito” intentó hablar levantando su cabeza, un policía armado que estaba de custodia, pateó su cabeza y esta empezó a sangrar. Unos minutos después, apareció un militar del túnel e hizo levantar a “Tito” y lo llevó a la residencia pasando el túnel..." [Parte del testimonio del ciudadano japonés Idetaka Ogura enviado a las autoridades judiciales peruanas, consignado en el IFinal Comisión de la Verdad y Reconciliación]
Todos coincidimos que aquellos terroristas merecían eso y más por todo el dolor que causaron durante el periodo de violencia, pero somos civilizados no olvidemos, y cuando hablamos de estado de derecho es para que ese imperio de la ley y el orden que tanto clamamos en situaciones de alteración del orden, sirva para todos, y como un acto ético-funcional debe empezar por quienes están destinados a hacerlos cumplir.