Ingreso anterior: mayo 24 de 2016
Preludio
Dos sentimientos totalmente contrapuestos nos trajo el inicio de semana del lunes 16 en materia de crimen organizado, el cual, seguramente, marcará un antes y un después en esta enconada lucha por evitar el colapso del país de alzarse con la presidencia de la República el fujimorismo, y todo ese pasado borrascoso que, dígase lo que diga ahora en tiempos altamente proselitistas y de búsqueda desesperada de votantes dóciles, se condice con esa superficialidad con la que esa agrupación ha tratado siempre el tema del flagelo del narcotráfico.
Uno, no se cual ponerlo en primer orden de relevancia, si el alivio al saber de que por fin seremos espectadores de un desenlace feliz de la justicia en un caso flagrante de lavado de dinero del mas alto nivel y con extensiones en la mera cúpula de un partido político como el fujimorismo; o el hecho de ver con resignación como los peruanos deciden darle la confianza precisamente a la representante de ese lado más incontinente y licencioso de la política peruana, y que esto suceda precisamente en el momento menos adecuado de un país, primer productor de cocaína del mundo y con altos índices de violencia y corrupción, pone la piel de gallina de solo imaginar los confines a los que nos conduciría tamaña negligencia colectiva.
El hecho de esa primera sensación de aliento que provoca la noticia tratándose de la máxima instancia del esquema organizativo de un partido político tan desacreditado en el tema desde mucho, como es el caso de su secretario general Joaquín Ramírez —algo que la prensa independiente ha ido alertando también desde hace mucho sin lograr conmover los oídos de las autoridades peruanas—: es sintomático y se corresponde con el grado de contaminación que aqueja a nuestras autoridades de justicia peruanas y a una sociedad que ha perdido la capacidad de reacción ante temas adyacentes a la problemática del narcotráfico y el lavado de activos, como son la corrupción y la impunidad, atmósferas y combustibles ideales para el contagio y propagación de estas lacras. Más lamentable aún es que el resultado provenga desde el lado y persistencia del ámbito de la justicia internacional y no la peruana como debiera.
Alivio y temor fundados, uno tangencial el otro a ‘boca de jarro’ asestado en el mero meollo de nuestra identidad humana, individual y social, que de ninguna manera debiera tener como desenlace la resignación. Alivio y temor fundados que nos inflige el hecho de tener al narcotráfico acechando y con grandes posibilidades de logro, nada menos que alcanzar el pináculo de la más alta magistratura de un país que, de ser cierto ese apenas axioma en el enmarañado proceso de investigación que realiza la DEA a Joaquín Ramírez, del probable lavado de 15 millones de dólares para Keiko Fujimori durante la campaña del 2011, justificaría esa sospecha fundada de antaño de que el narcotráfico — de acceder al poder Keiko Fujimori este 5 de junio a la presidencia de la República—, verá por fin coronado aquello que ha estado buscando con tesón en los últimos años, desde la vuelta de Alan García al sillón presidencial —otro suavecito y fomentador del crecimiento progresivo del narcotráfico (Caso Narcoindultos): convertir al Perú en el nuevo México, cuya mortandad desatada en sus calles por la violencia de los carteles de la droga, hasta la fecha, han superado con creces los ocasionados por la demencia de Sendero Luminoso en el Perú, con la diferencia que, siendo Sendero un movimiento de tipo ideológico, pudo finiquitarse su accionar de un tris con la captura de su líder. El “líder” del narcotráfico es la corrupción y la impunidad, es el peor de los carajos a la identidad e idiosincrasia de un pueblo que no merece ser avasallado así tan fácilmente, pero sí ser respetado, y primero por sí mismo.
La historia fujimorista que debe llevarnos a la reflexión es hartamente conocida, omnipresente en su perfil jerárquico mas alto en muchos pasajes de su relativamente corta vida política, desde el supuesto financiamiento de la campaña de Cambio 90 en 1990 por parte de Pablo Escobar, confesado no por algún enemigo político enconado del fujimorismo, sino por el propio hermano del capo de la mafia colombiana, Roberto, conocido como “El osito” Escobar; pasando por los famosos cupos de 50 mil dólares mensuales de Demetrio Chávez Peñaherrera “Vaticano” a Montesinos durante el mandato de Fujimori, hasta aquel uso descarado del avión presidencial para transportar droga en los viajes oficiales del presidente de la República: lo cierto es que, sumado a hechos más recientes de aportes a la campaña de Keiko Fujimori de gente ligada al narcotráfico o el hallazgo de droga en la empresa de su hermano Kenyi, diera la impresión que aún no estando, ellos y su impunidad siempre estaron en el poder.
Nuestra sensación de justicia aquí es la misma que si todavía viviéramos en un régimen fujimorista, pues, como entonces, cuando los casos mencionados pasaban al olvido con total inmunidad gracias a la demolición de instituciones como el Poder Judicial y el Ministerio Público, y a la instauración de una justicia paralela en palacio de gobierno, ahora basta devolver el aporte mal habido o aludir a un sembrado de evidencia de parte de algún oponente político, para salvar la infracción a la ley con el beneplácito de cierta prensa indulgente. Es el sistema corrupto instalado en nuestras instituciones de justicia las cuales deben ser priorizadas en su remoción como primer paso, si queremos vencer la inseguridad ciudadana que crece a pasos agigantados. Así comenzó el sufrido país hermano de México, con altos índices de corrupción e impunidad, pero sobretodo tolerancia de sus gentes a este flagelo. A eso llegaremos de no recapacitar ahora que todavía podemos. ¿Estás dispuesto a cargar ese pasivo compatriota mío? Tu que piensas y tienes una capacidad de criterio de que dar cuenta cada noche. [Actualizado: mayo 23-24 de 2016]
Miércoles, mayo 18 de 2016
“Operación intocables”. El hilo de la madeja será por fin devanado
Lo importante de la noticia con la que advino el nuevo día, esta semana, y trajo consigo un gran respiro entre los adyacentes al movimiento anti dictadura, anticorrupción, anti lavado de activos, anti narco —en suma anti Keiko—, de que por fin la impunidad las verá por lo menos ‘negra’ en lo que queda de la campaña a la segunda vuelta, y más allá, con la escabrosa noticia del probable lavado de 15 millones de dólares para la candidata Keiko Fujimori por parte del secretario general de su partido Fuerza Popular, Joaquín Ramírez: es que esta provenga del exterior y a través de una cadena informativa de amplia difusión internacional como es Univisión, y que las organizaciones involucradas desprendidas del filtro de la información no sean algunos sectores de nuestra alicaído sistema corrupto de justicia aquí en el Perú, sino la tan temida por los narcos Drug Enforcement Administration (DEA), no hace más que darle el toque de credibilidad necesario al tema que, mas allá de la tendencia que pueda ocasionar en el rumbo de la campaña —que sí debería, o estaríamos dementes—, aquí lo importante es que se abre una ventana a que se haga simplemente justicia.
Con tantos indicios de lavado de activos alrededor de la candidatura del fujimorismo, y tanto contubernio con el narcotráfico en su “pasado”, era grotesca la forma como los medios de la concentración y afines, trataran con guantes de seda a esta candidatura y no solo eso, con gran manipulación de la noticia como si ya viviésemos en plena dictadura de la información a la que seguramente ellos aspiran con suma codicia.
Y no es tan simple como exigir que les sea mostrado el video que el denunciante alude filmó infraganti a Ramírez, o con alguna generalidad a la que nos tienen acostumbrados los bocones fujimoristas —perdón, los voceros—, para dar por zanjado el tema aduciendo una campaña de guerra sucia, o esmerándose en difundir una noticia de que su candidata no está siendo investigada por la DEA, y soslayar el hecho de que sí, su secretario general, Joaquín Ramírez, viene siendo investigado junto a su tío Fidel Ramirez Prado (rector de la Universidad Alas Peruanas), como parte de una red de narcotráfico y lavado de activos comandado por el capo Miguel Arévalo Ramírez, “Eteco” (51), también peruano, desde 2011[1].
La denominación “Operation Untouchables: The Arévalo Drug Trafficking Organization” (“Operación Intocables: La organización de narcotráfico de Arévalo”, no es gratuita, según investigación de Ojo Público y del diario La República, la DEA habría denominado así el caso, debido a que Arévalo Ramírez es un capo también del archivamiento de sus investigaciones en curso por cargos de lavado de activos y narcotráfico en nuestro sistema corrupto de justicia peruano. Si bien el muy orondo narcotraficante radica en Miami, viene a nuestro país cuando se le antoja, a vista y paciencia de nuestras autoridades.
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[1] “Capo de la droga ‘Eteco’ es el hilo de la madeja que investiga la DEA” (Financista de Keiko bajo sospecha), La República, mayo 17 de 2016.
Viernes, mayo 20 de 2016
“Volar por lo alto” A imagen y semejanza de los grandes maestros
¡Me quieren utilizar para perjudicar tu candidatura! ¡… [Solo] mientras se esclarezca esta serie de infamias! ¡Vásquez es un criminal y tiene antecedentes penales en Perú y Estados Unidos! ¡…es un extorsionador! Cuando no, el viejo ardid de la desacreditación y la victimización como descargo.
Esto último, seguramente porque supuestamente el piloto de aviación Vásquez, le pide los 8 mil dólares que le adeuda por unos servicios prestados en el asesoramiento para la compra de aviones en pro de la fundación de una línea aerocomercial peruana junto a su tío Fidel Ramírez, y que por mentirosa boca propia, lamentablemente para él (Joaquín), fueron difundidos los e-mails[2] con los que el propio secretario general fujimorista acepta la deuda a “su extorsionador”, y se disculpa por la demora en el pago:
“Hola Jesús [Vásquez], me apena mucho todo esto, mil disculpas, voy a enviarte [el dinero], o cuando vaya por allá te daré lo pendiente, mil disculpas nuevamente y un fuerte abrazo” [extorsionadamente tuyo, Joaquín Ramírez].
El negocio de la aeronáutica comercial debe ser muy rentable, por eso de esa tendencia a ser utilizada de manera cotidiana para el lavado de activos. Haciendo un poco de historia, el actual capo de la droga Arévalo Ramírez, por una de cuyas bifurcaciones de dicha organización viene siendo investigado Joaquín Ramírez, no encontró la mejor forma de lavar sus rentas producto del narcotráfico que dedicándose a este negocio. El año 2000 Eteco creó Atlantic Airlines, una aerolínea comercial con filiales en Centroamérica y el Caribe, el cual, según investigación del periodista Miguel Ramírez de El Comercio, en 2010 contaba con una flota de 37 aeronaves, siete de ellas Boeing 737.
Arévalo, como ya se dijo, pertenece a la generación noventera de los peruanos Chávez Peñaherrera (Vaticano), los Sánchez Paredes y Fernando Zevallos (el lunarejo). Este último que purga cárcel por narcotráfico, también involucrado en la aviación comercial y a causa de ello juzgado y sentenciado a 25 años. Me atrevo a ensayar la hipótesis de que también el nombre de Alas Peruanas elegido para la universidad peruana no es gratuito, hablando en el sentido menos metafórico posible —posee lo que ninguna otra universidad tiene, aviones[3]—, no olvidemos que el rector de dicha universidad es nada menos que el tío de Joaquín, el también investigado Fidel Ramírez, dueño de compañías educativas y aerocomerciales en Lima y Florida (USA).
Pero si de aviones para el negocio de la droga se trata, no olvidemos ese gran crimen de Estado sin resolver denominado “narco avión presidencial” de los 90s que quedó en la nebulosa gracias a que la última instancia —y la primera—, en materia de justicia en el Perú de aquellos años era el magistrado Vladimiro Montesinos. 180 kilos de cocaína hallados cuyos cabecillas en el colmo de la aberración política de entonces, nunca fueron juzgados. Después se sabría que no era una casualidad ese hallazgo, y que era rutinario el uso de ese avión oficial del presidente de la República para el envío de droga al exterior.
Viernes, mayo 20 de 2016
¡Volverá por la puerta grande! Al brazo derecho no se le blinda, solo se le licencia
Confesión sincera
¡Yo jamás he entregado dinero nunca he manejado dinero de las campañas electorales! ¡Quienes están encargados de ver los fondos y el financiamiento de nuestro partido son los secretarios (Ramírez) y los tesoreros del partido (¿?)!
Si bien esta frase ha sido convenientemente relevada por el periodismo en libertad, su connotación dista más del sentido irónico que puede esta sugerir en el contexto organizativo de una agrupación política cuyo líder es una suerte de muñeco de ventrílocuo. Aquí entra en función aquello que siempre hemos recalcado, curiosamente de las distintas etapas que en el transcurso de la historia fujimorista ha sufrido esta agrupación que, repito, más allá del apetito político que se le atribuye y hasta de su tendencia licenciosa que ha caracterizado a su plana mayor y pudiera bien justificar tácitamente su persistencia en hacerse del poder: está el verdadero origen de su subsistencia homogénea en el avatar político, una manera de hacerse invulnerables ante el brazo de la ley de la gran lista de impunidad que puebla su activismo, llamémosle tangencial o extra jurisdiccional, que pone en entredicho la capacidad de eventualmente ser juzgados por un líder de su propia sangre[4], pero que, de serlos con todas las atribuciones de una justicia sana, nunca se sabe cuantos más puedan caer entre los no señalados y no fugados aún, si un día recayera el encargo presidencial en un mandatario verdaderamente probo que se salga del libreto y simplemente pretenda hacer cumplir la ley.
¡En ese sentido!, si algo coherente pervive en quien debe vivir ‘a salto de mata’ al tener crímenes [errores] sin resolver en un tan país polarizado como el nuestro —curiosamente no por la ideología, o como en otras realidades, por las formas en las que se pretende alcanzar u optimizar el desarrollo de una nación de todos, sino por ese decadente grado de afectación con el que nos dejamos atrapar por la mansedumbre que define nuestra visión sobre el delito, la justicia y la impunidad—, es esa primera reacción del deudor por punición a tener en cuenta, de sacar el cuerpo al primer indicio de desenmascaramiento.
Todo lo que usted diga será usado en su contra
Sucede con toda criminalidad cuando las evidencias llegan al extremo de ser irrebatibles y una vez capitulados deben, como es debido, compartir sus pasivos delictivos. Para no salirnos del contexto, sucedió con Vladimiro Montesinos cuando, una vez desmoronado su imperio compartido con Fujimori, una vez capturado, se rompiera la luna de miel de 10 largos años de convivencia y tras ser señalado desde la “clandestinidad” por su ex socio como el único culpable de la inmundicia vivida por el fujimorismo en los 90s, se soltaron todas las reticencias que alimentaban su esperanza de impunidad a partir de un mismo guion preestablecido y decidió hablar. Sucedió también con el tristemente célebre Martin Rivas, jefe del destacamento Colina, cuando en una entrevista con el periodista Jara, echó al propio presidente de la República como jefe de la organización creada para el asesinato selectivo. Luego ambos se desdijeron, pero era demasiado tarde.
De ser cierta la versión del ex cooperante de la DEA, Raúl Vásquez, que la candidata fujimorista es mencionada por su brazo derecho Ramírez como la depositante de los 15 millones de dólares lavados por este durante la campaña eleccionaria del 2011, es obvio, la frase que bien podemos definir como una confesión sincera en un contexto de inminencia indagadora del más alto nivel —contexto en el cual otra frasecilla: “los jueces que tenemos” ya no sirve de nada—, sería una prueba irrefutable a tener en cuenta.
Todo apunta a la veracidad tanto de parte del denunciante (Vásquez), como del periodista de Univisión (Reyes), quien se tomó el trabajo de indagar en las propias oficinas antidrogas y ser confirmada por la propia la jefa de Relaciones Públicas, al asentir la versión de Vásquez, de sí estar investigando a Ramírez, aunque con las restricciones que amerita el caso. Reyes ha prometido seguir investigando: “…como el señor Joaquín Ramírez manejó los equipos de futbol”, Ajá.
Los jueces que ya no tendríamos
La versión nuestra y de la opinión pública en general respecto de la podredumbre del Poder Judicial peruano, se justifica, por citar, en su reticencia a levantarle la inmunidad parlamentaria a congresista Joaquín Ramírez. A pesar de todo la fiscal supra provincial Manuela Villar Ramírez[5] —esperemos con más compromiso que obligatoriedad ante la coyuntura—, ha replanteado y ampliado la investigación preliminar del AHORA ‘licenciado’ secretario general del fujimorismo, pero con el añadido en la lista de su hermano y ahora congresista electo Osías Ramírez, su tío Fidel Ramírez (Alas Peruanas), su esposa Rosa CASTAÑEDA CUBAS, y su prima y REGIDORA DE LIMA, Maribel Ramírez Gallegos, así en bloque, para que el Poder Judicial no tenga más pretextos —argucias, tapujos, dobleces, leguleyadas—, para seguir bloqueando esta solicitud. … continuará
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[2] “E-mails desmienten a Chlimper: Vásquez asesoró a Ramírez”, La República, mayo 17 de 2016.
[3] "DEA detrás de Fidel Ramírez, hombre clave del financista de Keiko", La República, mayo 22 de 2016.
[4] ¿Con que credenciales podría enfrentar la corrupción Keiko Fujimori, si sus familiares más cercanos están involucrados en casos de corrupción? “Guillén exhorta a no olvidar los delitos del gobierno de Fujimori”, La República, mayo 11 de 2016.
[5] “Procuraduría pide investigar a Ramírez por lavado de activos”, La República, mayo 19 de 2016.
Escribe: Pedigri
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